Xx DeDoS mOjaDoS xX
jueves, mayo 25, 2006 Sin mochila

El otro día venía llegando de la U a eso de las tres de la tarde y me encuentro de frentón con mi amante del momento. Ese mismo que vive cerca de mi casa y que se gasta un miembro descomunal, de hecho mi amiga lesbiana quedó con la boca abierta cuando se lo mostré por fotos, yo creo que se le hizo agua la boca, pero la mina se hizo la lesa, la fiel y devota al choro zapato.
La cuestión es que me topé justo en la entrada de mi casa. Yo con una cara de un metro, él con esos ojitos calientes y deseosos de agarrme bien fuerte. No tenía ganas de prestarle el poto, aún estaba resentido de las últimas sesiones, muy adolorido y con moretones por todos lados, sin contar los múltiples chupones que me hace cuando me corta la respiración para alcanzar un mayor grando de excitación (no entraré en mas detalles porque esto lo contaré más adelante)
Me insitió con esos pucheros que sabe hacer tan bien. Le dije que me esperara, que entraba a dejar las cosas a mi casa y salía. Me apretó el brazo, me miró a los ojos y me dijo que nos fueramos de inmediato. Le hice caso. No sé porque me gusta obedecerlo cuando me levanta la voz y me trata con una gotita de violencia, ¿será mi lado maso que se deja someter tan fácil?.
Llegamos a su casa, estaba vacía, le dije que tenía hambre, me preparó comida. Eso me gusta de él, que sabe cocinar muy bien, prepara unos platos exquisitos, ya tiene tres puntos a favor: tiene buen tamaño, me mantiene satisfecho y aplaca mi caracter.
Terminamos de comer y me recosté a su lado. Me acarició el pelo, introdujo su mano por mi pantalón y comenzó a estimularme. Nada de tonto, y con ganas de comerme el postre, le bajé el cierre, le saqué su miembro y sin pensarlo dos veces, ya lo tenía posado en mi cavidad bucal.
La temperatura empezó a subir, nos comportamos como dos canívales mordiendonos por todos lados, queriendo desgarrarnos mutuamente.
Estabamos en plena acción, desnudos, con nuestros penes erectos chocando descomunalmente, cuando me detuvo con sus manos, me miró fijamente a los ojos y me dijo: "Ponte la mochila, quiero culiarte con ella puesta". Me gustó la idea, me llamó la atención, me levanté, me la puse y emprendí el vieja con mochila. Era una sensación agradable, el peso de todos los cuadernos en la espalda, hacían que me incrustara en su totem del placer. Sus manos se aferraban a mi mochilita, jalandola hacia arriba y hacia abajo. Cada vez aumentaba su fuerza, ¡arriba, abajo, arriba, abajo!, mientras yo gritaba como si me estuvieran descuartizando en mil pedazos (faltó poco para que lo consiguiera). A punto de llegar al clímax, mi compañerito del jardín perdía el control tirando de mi mochila, cada vez la sostenía mas fuerte. Yo clamaba clemencia por mí y por mí mochilita roja con plomo. Yo pude aguantar, pero mi fiel compañera no. En el instante en que las vibraciones del miembro que se encontraban dentro de mí, se hacían presente anunciando un feroz estallido, mi amiga acuestas se rajó y todo su contenido se desparramó por todas partes, al igual que el torrente de leche que emanaba de mi amante.
Mis cuadernos quedaron pegajosos, mis libros cayeron al suelo y las mangas de la mochila quedaron puestas en mis hombros.
Me dio pena, mi fiel e incodicional amiga ya no iba estar mas para protegerme la espalda. Por lo menos me conformo con saber que murió en un combate digno, así que no lo lamento tanto.
Ahora me quedé sin mochila. Mi madre me preguntó que había pasado con mi mochilita que me había comprado, le respondí que se me rasgo con el peso de los cuadernos.
Tuve que comprarme una de emergencia, espero que esta también me sepa cuidar y que me dure para muchas batallas futuras.

Xx Piero xX

Posted by il Piero :: 5/25/2006 01:30:00 p. m. :: 3 comments

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jueves, mayo 18, 2006 Señor lápiz

Cuando estaba en el colegio me senté durante toda la media al lado de la ventana. Me gustaba mirar al patio mientras los profes daban la lata, ver como mis compañeros (grandes y chicos, no soy discriminador) hacían educación física. Me excitaba ver a los minos sudados, corriendo, saltando, sacando la lengua, rascándose la espalda y empujándose. Las erecciones no se hacían esperar, mi pene se hinchaba al momento de contemplar tan dichoso cuadro. Con mi compañera de puesto solíamos tener un juego super entretenido. Ella me enseñó que uno no siempre puede tener lo que quiere en la vida, y como en esos instantes rogaba poseer un miembro que se introdujera en mi trasero, me mostró una variada gama de sustitutos. ¡Si no puedes tener un pico que te culee, entonces reemplázalo!, sentenció categórica y procedío a enseñarme un sucedáneo de ese pedacito de carne que tanto me hace estremecer.
Ella también lo hacía, así que me explicó y aprendí.
Al día siguiente mi estuche estaba repleto de los materiales correspondientes. Estaba en clases, aburrido, mirando por la ventana, hasta que me calenté. Ví a un compañero más grande, en ese entonces debe haber estado en cuarto medio, y siempre fue protagonista de mis sueños mojados. Proseguí abrir mi estuche lentamente, saqué un lápiz, lo chupé un poco, me bajé la cremallera del pantalón (era más fácil cuando iba con el buzo), corrí el calzoncillo y lo metí de una.
Un lápiz no me hacía ni cosquillas, por lo que agarré un fajo de tres lápices y me los introduje lentamente, hasta llegar casi al tope. Las vibraciones no se hicieron esperar, me moví lentamente sobre ellos, mis piernas chocaban con la silla de adelante empujándola sin querer, con una mano me agarraba del banco, contenía la respiración para no despertar sospechas, mientras hacía los movimientos correspondientes. Eran diez minutos intensos, con las piernas acalambradas, con el apetito casi saciado, con mi pene apunto de acabar y con el ano complacido.
Cuando eyaculaba cerraba los ojos, apretaba los dientes y sacaba rápidamente los lápices.
Los guardaba para futuras ocasiones, lo malo es que se me perdían o me los robaban, pero eso no me importaba, total, podía comprarme más.
Un día citaron a mí apoderado, le recomedaron que me tenían que llevar a un neurólogo porque varios profesores decían que nunca me quedaba tranquilo en el puesto, que me movía demasiado y que era incapaz de quedarme quieto.
Fuí un tiempo para ver que pasaba con el neurólogo, pero eso es harina de otro costal.
A veces retomo mis viejas andanzas, y obviamente que aún sigo agradeciéndole a mi santa compañera por el favor concedido. Si no hubiera sido por ella, nunca habría descubierto el placer de los lápices. Aunque pensándolo bien, cuando era más pendejo y veía "Cachureos" siempre tuve una cierta fascinación por el Señor lápiz, ¿por qué habrá sido?, no tengo la menor puta idea.

Xx Piero xX

Posted by il Piero :: 5/18/2006 10:13:00 a. m. :: 1 comments

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jueves, mayo 11, 2006 Desde el jardín infantil....

El otro día estabamos follando con mi amante del momento y me acordé como lo conocí. Yo estaba en un chat con la simple excusa de querer pasar un rato entretenido. Eran las 9 de la mañana, estaba en mi casa, con pijama, recién bañado y con una erección indomable.
Como la suerte me acompaña de vez en cuando, el mino con el que estaba chateando vivía a tan sólo dos calles de la mía. Me bajó la curiosidad por saber quién era, ¿será aquel vecino con el que tanto me pajie tardes enteras, imaginando inocentemente que él llegaba hasta mi antejardín con la idea de penetrarme, destrozarme y partirme en mil pedazos?, o ¿es ese muchacho que tanto se pasea en bicicleta con esas calzas apretadas que le dejan el culito apretadito, listo para introducirle el miembro de forma feroz, hasta sacarle un par de gemidos?
Sin dudarlo dos veces le dije que viniera a mi casa, total estaba solo, mi vieja hace poco había salido, entonces disponía de un lugar para concretar mis deseos carnales.
Para mi sorpresa, cuando nos encontramos cara a cara debajo del umbral de mi puerta, ambos nos quedamos mirando fijamente. De algún sitio nos conocíamos, antes ya habíamos estado juntos. En nuestra pasada infancia compartirmos mañanas enteras en el jardín infantil. Siempre tuve la leve sospecha que su mirada se perdía entre medio de mis piernas, su curiosidad iba más allá de nuestro colorido delantal. Recuerdo que una vez jugando a la pinta, el me tocó el trasero fuertemente, lo agarró de tal forma que sentí como sus dedos se incrustaron en mis nalgas, como si trataran adentrarse, de ir más allá.
Como el buen niño que soy, dejé que me lo tocara, total, que tiene de malo que me agarren el poto.
Ahora, años después estaba dispuesto a ir más allá que un simple agarrón, estaba preparado a contener toda su pasión dentro de mí.
Lo hice pasar, nos dirigimos a mi pieza, nos sentamos en la cama y conversamos. Ahí pude darme cuenta que es una persona con un carácter fuerte, dominante, típico weón pesado y parado en la raja. Eso me gustó, me llaman la atención los minos que tenga una personalidad trasgresora, que puedan dominarme, porque sino es así, mis aires de superioridad se hacen presente y barro el piso con el weón con el que esté.
Nuestros labios se juntaron, su mano se posó nuevamente en mi trasero, apretándolo con mas fuerza aún. Ví como su miembro se hinchaba por debajo de su jeans. Lo dejé en boxer, estaba tan caliente que lo único que quería era chuparselo, comermelo todo.
Recorrí con mi lengua sus húmedos pectorales, la introduje en su ombligo, mojé sus vellos púbicos, saqué el boxer, y por primera vez en todas mis experiencias sexuales, tuve miedo.
Mi ano tembló, mi boca se estremeció, como mierda iba a introducir ese medio pedazo de carne por mis entrañas. Sentí un cosquilleo en la guata, me preocupé, mi vida corría peligro con ese tremendo pene que tenía enfrente mío. ¿Cómo es posible que teniendo 21 años, se gaste esa media herramienta?, ¿y ahora quién podrá defenderme y sostener mis dos piernecitas lo mas abiertas posibles para que ese pedazote de carne entre enterito?
Se lo chupé un rato, a veces me daban arcadas por lo profundo que se introducía. Mientras se lo mojaba, me encomendaba a todos los santos para que me ayudaran a soportar tamaño trozo.
La hora llegó, lo tiré de espalda, me acomodé, me persigne y me senté de una sobre su miembro. Me sentí como Caupolicán sentado en la pica. Nunca antes había experimentado esa sensación de que mis entrañas se rajaran lentamente. Ya veía que su pene me atravesaba y moría en el intento. Al principio me corrían las lágrimas y el pobre colchón quedo todo arañado. Después se me pasó y lo goce al máximo. Cabalgué como media hora encima de él. Supuestamente tenía que estar en la U a las 11, pero a esa hora la lucha estaba en pleno. Lo hicimos parado, de guata, de lado, en el suelo, arriba de la cama y en la puntita del sofá.
Cuando acabó, creí que el condón se iba a reventar debido a la fuerza de expulsión de su chorro.
Al terminar le dije que se fuera, que otro día nos vieramos. Llegué a clases con un dolor inmenso, apenas me podía sentar, tenía que ponerme de lado para que no me doliera el culo.
De vuelta a casa pensé que ahora la vara quedaba alta, el próximo amante por lo menos tiene que ganarle en 1 cm para poder sentir mas placer que con este mino. Nunca tan tonto, lo llamé apenas llegué y le dije que nos siguieramos viendo.
Desde ahí hasta ahora ha pasado más de un mes. Tontamente pensé que se iba a volver rutinario, que siempre ibamos hacer lo mismo, que nada superaría nuestro primer encuentro,
pero lo que no sabía, es que lo mejor estaba por venir.

Xx Piero xX


Posted by il Piero :: 5/11/2006 10:38:00 a. m. :: 2 comments

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