Xx DeDoS mOjaDoS xX
domingo, septiembre 17, 2006 Otro viernes por la noche

El viernes pasado andaba con ganas de salir y reventarme al máximo. Como a las 7 había conversado con un amigo y me pregunto que haría más rato, a lo que respondí: “quiero hacer de todo, hoy esta todo pasando”
Parece que eso de “todo pasando” me lo tomé muy a pecho, porque sinceramente esa noche termine haciendo de todo.
Todo comienza cuando el día domingo me puse a chatear y conocí a un mino. Los dos estábamos en busca de alguna aventura descarriada, pasional y bien caliente, queríamos concretar algo casual, un encuentro donde nos diéramos como caja y quedáramos exhaustos. Le mostré un par de fotos que tengo para la ocasión (los más afortunados pueden verlas, los demás que se quedan con las ganas), se entusiasmó, conectó su cámara y pude contemplar su cuerpo nítidamente. Su cara estaba oculta, no me la mostró, pero compensó el misterio exhibiendo un estómago bien marcado, unos calzoncillos marca “Tommy Hilfiger” que a simple vista me dejaron marcando ocupado y un paquete apretadito, formadito y con la puntita asomándose de a poco.
Le dije que fuera osado y que mostrara más, obvio, de alguna forma debía entusiasmarme, así que el weón se sacó todo su pene erecto y lo refregó contra la pantalla. La saliva se me juntó en la boca, y no pude evitar correrme un poco el forro.
Quedamos en salir este viernes en la noche y darnos hasta por los codos.
Hablamos durante toda la semana, me excitaba su voz, además me percaté que era rubio, así que mi afán y deseo por pasar masturbarlo, lamerlo entero, y hacer que acabara en mi boca, eran incontrolables.
Nos pusimos de acuerdo y la hora de la cita era a las 11:30 a la salida del Teatro Universidad de Chile. Me iba a pasar a buscar en su auto, así que no iba a estar mucho rato en ese lugar lleno de locas de mala muerte y que andan pasadas a pico.
Llegué a las 11:15, caminé un poco por el sector, mi trasero vibraba, llegaba a sonar del hambre que tenía. Mi pene se erectaba con el sólo roce de mis boxers y mi boca se humedecía con tan solo pensar en el pedazo de carne que me iba a servir.
No aguanté, caminé hacia las jardiineras y me senté en la punta de una. Traté de hacerlo piola, disimuladamente, pero creo que no me resultó. Un par de maracos me veían fascinados, como me movía lentamente sobre la puntita de los maceteros. Me miraban espantados cada vez que gemía al sentir el concreto incrustrase en mi culo.
Mis movimientos fueron interrumpidos cuando un mino alto, delgado, desabrido, me preguntó si era Piero. Giré lentamente la cabeza, la levanté y para mi decepción era feito de cara. Si hay algo que me mata las pasiones son los weones feos de cara. Pueden tener un físico espectacular, pueden ser muy inteligentes (bueno, eso de ser inteligente pasa a un segundo plano a la hora de culear, pero mínimo que diga cosas interesantes) y pueden gastarse la media presa, pero con una cara no comestible, estamos mal.
Hice lo que hago siempre cuando me junto con alguien que no me gusta: “Sorry, pero te equivocaste”, nuevamente giré la cabeza y miré hacia otro lado.
Me dio rabia, no quería regresar a mi casa con el poto apretado, vi la hora, era temprano, así que decidí emprender una nueva búsqueda.
Crucé, pasé por donde se junta todo el lokerío para ir a la ordinariez del Bokhara, unos weones me miraron descaradamente, pero pucha, sorry, no busco minas con picos que me follen (dudo que sepan hacerlo, yo creo que están más abiertos que yo), busco machos que me hagan chillar.
Deambulé tranquilamente por el Forestal. Miraba hacia todos lados, tratando de divisar a alguien que estuviera masturbándose entre medio de los árboles, o algún oficinista deseoso de una buena mamada.
Caminé y caminé hasta que llegué al Bellas Artes. Decidí emprender mi rumbo hacia al Santa Lucía. Recuerdo que cuando era chico mi madre me dijo: “Nunca tienes que andar por estos lado de noche, nunca”
Lástima que el hijo le salió bastante porfiado, y el bichito de saber porque no podía ir, me incitaba a ver que sucedía.
Transité por las calles aledañas, me topé con otros jóvenes solitarios que caminaban por el sector. Varios autos me hacían cambio de luces, otros me tocaban la bocina, otros se detenían a mi lado me quedaban mirando y me sonreían.
Me dí una vuelta a la manzana, me volví a topar con uno de los muchachos que ya había visto, paso por su lado ignorándolo, y me detengo después de escuchar: “¿Está muy mala la noche?”
“Súper mala, aún no me he hecho nada”, le respondí deduciendo de que se trataba todo esto. Nos paramos en la esquina de San Isidro con Moneda y empezamos a comenzar. Me dijo que se extrañaba porque nunca antes me había visto, le contesté que era nuevo en el sector, que antes trabajaba en otro lado.
Mi calentura nuevamente se apoderó de mí culo ansioso y de mi verga jugosa. Tenía dos opciones, o me tiro a este mino con el que estoy hablando o termino haciendo algo totalmente nuevo.
Pasaron como diez minutos y un auto empezó a tocar la bocina. Mi querido partner salió corriendo de inmediato hacia el auto, yo miré hacia otro lado haciéndome el desentendido. De repente me doy cuenta que mi compañero me hace un gesto con la mano, camino hacia él y me paro a su lado. Me queda mirando y me dice: “quiere contigo”. Me agacho, y le miro la cara al tipo que requería de mis servicios.
No estaba mal. Bordeaba los 40 años, estaba vestido con traje de oficina (punto a favor, siempre me han calentado los oficinistas) el auto era último modelo y se notaba que era alguien con harta pasión acumulada. Me preguntó cuanto era la tarifa, rápidamente le contesté 30 lukas la hora. Me miró de pies a cabeza y me ordenó que me subiera.
Me despedí de mi colega, tragué saliva y con mi mano sudada abrí la puerta.
Nos miramos fijamente e intercambiamos sonrisas. Conversamos un rato, estaciono el auto en Huérfanos y empezamos a besarnos. Su lengua chocaba con mi paladar, sus manos tocaban mis muslos, las mías no se quedaban atrás y le agarraban esas bolas que se escurrían en sus calzoncillos.
Sus dedos se mojaron al tocar la punta de mi pene, mis dedos tiraban con fuerza la hebilla del cinturón. Tenía ganas de liberar a su bestia, por el roce pude saber que era una fiera de gran tamaño y deseosa de perforarme.
Nos cambiamos al asiento trasero. Sin ningún preámbulo, me tiró de guata, bajó mis pantalones y mis boxers, sacó su miembro, se colocó un condón y me la chantó toda, de una. Grité como si me estuviera atravesando una lanza por el culo. Los primeros minutos fueron llenos de frenesí, me dolía, demasiado, tal vez por su tamaño, tal vez por su grosor, o simplemente por la brutalidad de macho dominante que sacó a relucir.
Mis manos se aferraban tan fuerte de la puerta que sin querer se abrió y casi caímos a la vereda. Ese lapsus sirvió para que sacara su pene y pudiera lamérselo.
Me lo comí enteró, sintiendo ese olor a sudor masculino, y ese sabor a piel grasosa.
Sus manos presionaban mi cabeza, provocándome arcadas al tener su pedazote atravesado en mi boca.
Sin previo aviso, me levantó, se puso otro condón y me obligó a sentarme arriba suyo. Sentí como algo duro, tieso, caliente me iba desgarrando en dos partes. Era como si me estuvieran introduciendo un palo por el trasero y lo movieran sin compasión alguna.
Me gustaba, me excitaba sentir dolor, sometimiento y fuerza.
Sus gemidos eran bajos, se dedicaba a meter su lengua en mis orejas. Antes de que acabar, me golpeo fuertemente mis cachetes. Primera vez que me dejan el culo colorado. Eyaculó sobre mi estomago, y yo eyaculé en su boca. Se lo trago todo. No dejó nada. Mientras se arreglaba me contó que tenía que llegar temprano a su casa a cuidar a sus hijos. Yo le dije que se apurara porque tenía que seguir trabajando. Se ofreció con llevarme a mi casa, pero le dije que no. Abrió su billetera y me pagó 40 lukas.
Para ser mi primer sueldo no esta mal. Además fueron 45 minutos de placer y de gozo. No se me había ocurrido esta forma de hacerme dinero. Es entretenido, fácil, rápido y se gana harto. Voy a pensar esa opción, en una de esas, me hago de hartos clientes.
Ahora quiero descansar, esperar que mi culo no esté tan resentido, masturbarme por las mañanas y gastarme la plata. ¿Quién quiere ir al cine conmigo?


Xx Piero xX

Posted by il Piero :: 9/17/2006 10:38:00 p. m. :: 1 comments

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